29: la magia del ñoqui

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por Julio Brum

Pantaleón llegó hambriento a Venecia desde Nicosia.
El joven médico nacido en Asia Menor,
ahora convertido al pujante cristianismo en pleno siglo VIII,
decidió salir de peregrinaje al mundo para difundir cosas tales como
” amar al prójimo como a ti mismo”.

Allí terminó según da fé el Vaticano, realizando muchos milagros.

 

El más conocido de sus actos es el que realizó en el campo Véneto y que terminó originando la tradición de comer ñoquis cada 29.

Cuenta esa leyenda que un 29 de Julio del 700, llegó famélico a la casa de unos campesinos y les pidió un pedazo de pan. Estos, conmovidos por su aspecto y por la noble tarea que había decidido llevar a cabo, lo invitaron a compartir su mesa que era muy pobre y donde  había sólo siete ñoquis para repartir entre todos.

Pantaleón agradeció profundamente aquel gesto. Esa comida de masa casera ya la hacían antiguamente los griegos y los romanos la llamaban “macarrones”.

Ahora, en plena Edad Media, los habían bautizado como gnocchi o ñoqui: bollo, grumo o pelotilla. El peregrino quedó tan contento que les auguró todo un año de “excelentes cosechas y buena pesca”.

Así y gracias a otros milagros, aquel joven llegado de Asia fue convertido con el tiempo en San Pantaleón, al mismo nivel que San Marcos patrono de Venecia.
Surge de ahí la tradición que ya conocemos de comer ñoquis los 29 y poner una moneda o billete para así atraer milagrosamente la fortuna que inaugurara el santo invocado.

Los franceses de Niza reivindican la autoría de la palabra gnocchi originada en la vieja lengua de oc dispersa desde los Pirineos a Cataluña.
Allí lo también lo conocen como “gnocchi de tantifla” ( batata en occitano) , como ” mordida de can” de forma más alargada o como gnocchi verde hecho con harina, papa, huevo, y acelga.

Los cierto es que en el noroeste italiano se afianzaron como plato en el 1800 ante la crisis en los campesinos gracias al bajo costo de su materia prima. No sin haber recibido antes denominaciones tales como : zanzarelli ( mosquitos) hechos con miga de pan, leche y almendra que luego cambió a malfatti ( mal hecho ) con receta de harina, agua y huevo.

Hoy el ñoqui vive en Italia, Francia, España, Rusia, Alemania, Polonia, Costa Rica, Uruguay, Argentina, Paraguay y Chile. Anda por el mundo divertido y arropado de originales sabores entre miles de recetas y variantes. Incluso en Costa Rica hay ñoquis de banana.

Algunos afirman que la costumbre de poner una moneda bajo el plato es una de las ” vivezas criollas” del Río de La Plata. Al parecer fue una exitosa estrategia de los dueños de las fondas para aumentar las ventas de fin de mes,  entre los inmigrantes italianos y españoles cuando los sueldos y quincenas ya se evaporaban.

En todo caso, para que el hechizo funcione, dicen que hay que separar 7 ñoquis y parados frente al plato pedirle a cada uno un deseo distinto. La moneda o el billete deben quedar sin gastar hasta el próximo 29.

Las cajeras de los supermercados del barrio Buceo en Montevideo se encargan de dar vida a otra leyenda urbana sobre el ñoqui, surgida entre los habitantes de los conjuntos de viviendas frente al cementerio.

Al parecer para que funcione la magia de atracción de la riqueza, hay que separar un ñoqui crudo de los que se comerán el último 29 del año. Se debe dejar secar y colocar en un sobrecito de papel que irá a parar a la cartera de la dama o a la billetera del caballero.

Allí deberá permanecer todo el año próximo junto a nosotros.

Solo así sabremos si el milagro de San Pantaleón llegará a nuestra vida para regalarnos un  año de “buenas cosechas y buena pesca”.

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2 Comentarios

  1. Los 29 se hacen ñoquis que es una comida barata y toda la familia deja el ultimo dinero que le queda abajo del plato para que la dueña de casa compre comida para comer los últimos dias del mes hasta que todos cobren

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