Situado en el centro del bullicio cotidiano
de la zona de Tres Cruces,
podemos encontrar, casi escondido,
un pequeño remanso,
el Palomar – Biblioteca de Cavia.


Declarado Patrimonio Histórico en 1975, esta edificación formaba parte de la quinta de Don Juan Manuel Sainz Cavia, funcionando como torreón y posteriormente palomar.
Fue en esa quinta donde José Artigas celebró el Congreso de Tres Cruces y concibió las Instrucciones del año XIII, de ahí su importancia para la historia nacional.
Pero, como ocurre a menudo, la declaración de patrimonio no implica conservación y cuidados, razón por la cual los vecinos de la zona, tratando de preservarlo, presentaron a la Intendencia de Montevideo y a la Comisión del Patrimonio Cultural de la Nación, una propuesta para convertir el palomar en biblioteca barrial.

El 13 de noviembre de 1997, después de numerosos trámites, lograron inaugurar la biblioteca en el palomar , con 150 libros donados, que fueron ubicados en los huecos que otrora cobijaron a las palomas.

Hoy, esa colección ha crecido notoriamente, en cantidad y calidad, albergando una rica variedad de libros, todo fruto del trabajo que a lo largo de los años han venido desarrollando vecinos y allegados que creen en la iniciativa.
Así lo explicó a aconteceres Irene Rivero, concejal del Municipio CH, quien los jueves abre la biblioteca de 14 a 16 horas, con el único objetivo de ayudar a mantener en funcionamiento esta iniciativa solidaria.
El año de pandemia puso un freno a la actividad, lo que obligó a tener cerrado el palomar, hecho que ocasionó algunas pérdidas, pues la humedad del lugar afectó a los libros. A la fecha se han retomado las actividades, siguiendo el protocolo vigente y se abre los días lunes, martes y jueves.

El inconveniente es que, al tratarse de una actividad honoraria, es difícil mantener la continuidad, porque quienes colaboran tienen sus trabajos y obligaciones, pero al final se impone el deseo de conservar esta hermosa iniciativa, que nació como una utopía, pero pudo concretarse gracias al esfuerzo de muchos.














Muy interesante! Pensar que paso por allí, manejando, con cierta frecuencia, y no tenía idea que existía ese palomar, devenido en biblioteca…