Crónicas de viaje

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por Mauro Barboza

Rodas la Bella y la invicta fortaleza de los Caballeros de San Juan Hospitalario.

Un viaje realizado recientemente me llevó hasta la Isla de Rodas, la Bella,
la más grande de las islas del Dodecaneso,
situadas muy cerca de la actual Turquía.
Esta palabra significa textualmente “doce islas”.
Las más importantes son precisamente Rodas, un paraíso turístico,
Patmos, donde San Juan tuvo las visiones del Apocalipsis y Cos,
la patria del gran Hipócrates, el creador de la medicina.
Estas doce islas tienen una particular historia,
en algún momento fueron algo así como la frontera geopolítica
en la cual se jugaba gran parte del destino del Mediterráneo.


Originalmente Rodas fue colonizada por los griegos, luego fue romana, cristiana, turca, italiana y finalmente, tras la II Guerra Mundial volvió a sus legítimos dueños, los griegos. De la antigüedad greco-latina se conservan los restos de ciudades y asentamientos que tuvieron sus épocas doradas, pero la que nos interesa particularmente es la que se sitúa entre 1308 y 1522, cuando la isla fue ocupada por la Orden de los Caballeros de San Juan Hospitalario, una orden cuyo objetivo fue proveer refugio y atención a los peregrinos  que  llegaban hasta Tierra Santa, una Orden anterior a los Templarios, a los que sobrevivieron hasta nuestros días inclusive.

Estos devotos, que hacían votos de castidad y observancia, construyeron una poderosa fortaleza, de gran belleza arquitectónica, desde la cual resistieron victoriosamente el asedio de turcos y piratas, constituyéndose en la avanzada cristiana, o en su retaguardia. Pasaron a llamarse Los Caballeros de Rodas, siendo ésta su época más gloriosa. Pero hacia 1522, habiendo quedado solos y rodeados en el medio del mundo musulmán, llegaron a un honroso acuerdo con el sultán turco Solimán, apodado el Magnífico, y se retiraron en su poderosa escuadra sin haber sido derrotados. ¡Doscientos mil soldados musulmanes no pudieron conquistar la invicta fortaleza! ¡Los Caballeros perdieron unos 5.000 hombres, pero las pérdidas otomanas fueron diez veces mayores!

En esta época la Edad Media estaba llegando a su fin, otro mundo asomaba en occidente, el mundo moderno, con nuevas reglas y realidades. El fin del dominio de los Caballeros de Rodas sobre la isla fue un síntoma de ello.

Pero los Caballeros no se extinguieron así nomás, de hecho sobreviven hasta el día de hoy. Al abandonar Rodas iniciaron un vagabundeo por el Mediterráneo, huéspedes incómodos en todos lados. Se trataba de un contingente de unos 5.000 hombres armados que habían sobrevivido al asedio turco otomano, entre los cuales se encontraba la flor y nata de lo que quedaba de la caballería medieval. En 1530 se instalaron en Malta, pasaron a llamarse los Caballeros de Malta y administraron esta isla durante casi 300 años, teniendo su jornada gloriosa en 1571,  por su decisiva actuación en la batalla de Lepanto, en la cual participaron en auxilio de la armada española, infringiendo a los turcos una severa derrota de la cual nunca se recuperaron.

Pero todo llega a su fin: el ejército napoleónico los desalojó en 1798 para utilizar la isla como base naval. Fue el fin del poder temporal y territorial de las antiguas órdenes de monjes guerreros. Aunque la orden no desapareció, siguió existiendo bajo el amparo de la Iglesia Católica; aún hoy tiene miles de afiliados en todo el mundo cristiano, un Gran Maestre, una sede oficial en Roma y embajadores ante más de cien países, entre ellos Uruguay. Mucho se ha hablado de la importancia de esta Orden como una especie de secta secreta que desde las sombras detecta un gran poder, y es muy posible que así sea, muchos presidentes, altos dignatarios y encumbrados del mundo de las finanzas pertenecen o pertenecieron a esta Orden, y se rumorea que sus poderes van mucho más allá de su propósito original, el de fundar hospitales, proteger a los peregrinos de Tierra Santa y ayudar a los pobres.

Como dato anecdótico mencionaremos algo que casi todos ignoran: existe actualmente un gran conflicto entre el Vaticano y la Orden de Malta por la posición opuesta de la Iglesia al uso de… ¡preservativos! ¡La “contienda de los preservativos” en pleno siglo XXI, quién lo iba a decir! La Orden apoya su uso desde una red hospitalaria que dirige en todo el mundo, para preservar la salud ante el avance de enfermedades como el SIDA, y también, solapadamente, para contribuir al  control de natalidad, mientras que la Iglesia, incluido el Papa Francisco, sigue apoyando medios “alternativos”. ¡A tal punto ha llegado esta contienda que se afirma que la Iglesia ha retirado su apoyo secular a la Orden, que hoy día ya no contaría con su patrocinio!

Ya tuvimos la contienda teológica que provocó el primer gran cisma de la iglesia cristiana (occidente y oriente, Católicos y Ortodoxos) y la contienda de las indulgencias, que provocó el segundo (Católicos y Protestantes). ¿Provocará la contienda de los preservativos el nuevo cisma? Sería un símbolo de los tiempos que corren…

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Las torres que custodian
el ingreso al Palacio del Gran Maestre,
inspiradas en la solidez del románico,
pero con elegantes aires pre-góticos,
visibles en el diseño de ingresos,
ventanas y almenas.

En esta sala impartieron su peculiar sentido de la justicia el Gran Maestre de la Orden de los Caballeros de Rodas y cuatro siglos más tarde el mismísimo Benito Mussolini. Tras la I Guerra Mundia Italia se apoderó de las islas del Dodecaneso, y años más tarde il Ducce eligió a Rodas como su residencia de verano. ¿Qué tiene de particular este lugar?

El sol ilumina a pleno la ventana del fondo y por efecto de un violento contraluz la persona que se sienta ante esa mesa queda prácticamente cegada, mientras que el poderoso jefe de estado, de espaldas a la ventana puede ver y analizar los gestos y visajes del otro sin que se vean los suyos. Los trucos del poder. Tras la II Guerra Mundial Italia, derrotada, cedió la posesión de las islas a sus ancestrales y legítimos dueños, los griegos.

Este es el puerto de Rodas. Esos espigones marcan el probable asentamiento del Coloso, una de las siete maravillas del mundo antiguo, según el gran Heródoto. La gigantesca estatua de bronce, cuya existencia está plenamente comprobada, ya que existió en tiempos históricos, apoyaba un pie sobre cada murallón, y por debajo pasaban los barcos. Además de la obvia tarea de control del ingreso al puerto, cumplía funciones de faro, con un gran pebetero encendido en una de las manos que levantaba sobre su cabeza. Al fondo una torre de vigilancia otomana, hoy convertida en acuario y refugio de gatos.

El interior de la poderosa fortaleza era una verdadera trampa para los asaltantes, que se veían atrapados en un laberinto de murallas insalvables. Explica en parte, además del coraje y la destreza de sus defensores, porque la misma no pudo ser conquistada tras dos siglos de asedio por fuerzas que muchas veces los superaban en una proporción de diez a uno.

Las hermosas aguas del Mediterráneo no son ciertamente el menor de los atractivos de Rodas la Bella, como la llamaban sus habitantes. No en vano el Coloso representaba a Helios (dios del Sol según la mitología) en agradecimiento a los 360 días anuales de sol que disfruta la isla.

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Y para los ratos libres
no hay como saborear un Spritz Aperol,
bebida de moda en todo el Mediterráneo,
en alguna de las callejuelas
de la antigua ciudad medieval,
que se afirma es la más extensa
y mejor conservada de Europa.

 

Y casi con el mismo pesar que los Caballeros de Rodas, debemos abandonar la hermosa isla, con toda su riquísima historia, su arquitectura, sus paisajes. Nos vamos con pesar, pero con alegría, por haber disfrutado en uno de los sitios más hermosos que las antiguas tierras del Mediterráneo pueden ofrecernos.

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1 Comentario

  1. Estuve en Rodas apenas un día, uno de los paseos en un viaje en crucero por las islas griegas, y fue una increíble sorpresa encontrar esta ciudad medieval. Iba en modo crucero, sin haber estudiado nada del itinerario y me encantó y sorprendió Rodas. Y con el artículo aprendí un poco más. Muy bueno

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